SURCANDO LOS MARES DEL DESTINO


SURCANDO LOS MARES DEL DESTINO

Surcando los mares del destino, y proclamando el amor como bandera, el sonido se volvió música, y las olas bailaban delante de nuestros ojos como abanicos en un día de calor abriéndose y cerrándose, sobornando al sudor para que nos permitiese respirar en una atmósfera incontrolable, y dos cuerpos exhaustos.

Podría decirse que todo el día se convertía en siesta, y el moverse costaba mas trabajo de lo normal, el sol abrasaba los sentidos, el mar deslumbraba mi mirada de tanto quererte, y fui sed y agua fresca, paseo en la Alhambra al atardecer, y baño en el mar bajo las estrellas de agosto.

El amor salía por la ventana de un cuarto casi a oscuras, amontonado se hallaba en los rincones del alma, y era tanto el que usábamos a diario, que pensé que un día ya no habría ¡¡¡ Tonta de mi!!! Cuanto más se ama mas se almacena en cada rincón de un corazón por saciar.

Como se intensificaban los latidos, y mi mente enfermaba si pensaba en perderte, y el corazón galopaba en la inmensidad del tiempo sin medida,  en ese tiempo solo fuimos unos, en las madrugadas y las siestas, en un amanecer sin día, y un atardecer sin noche.

Y al igual que el viento del norte, todo se precipito al helado vacío del  jamás que no comprendí, que deje de vivir en los extremos, que ya no me asfixiaba el calor, ni me helo la sangre la nieve, porque todo dejo de ser, y quede dormida de por vida.