Tu cabeza se apoyo en mi pecho, y sentí tu respiración nueva junto a la mía demasiado cansada, mire tus ojos, y pensé cuales serian tus sueños, y si yo estaría en alguno de ellos.
Acompase mi corazón a tus latidos, y allí, en la lejanía de la ventana, las olas como en una postal se mecían frente a mis ojos, llegaban tan lentas como mis suspiros. Sentí la vida misma, fresca, intensa, azul de horizonte inalcanzable, y supe que ya eras mío para siempre.
Como quiero quererte más aun de lo que te quiero, como deseo ser pared y hiedra, para que te agarres a la vida, camino y senda para que camines por terreno conocido, y más aun dueña sin propiedades, porque solo tú eres lo que yo quiero.
Me uniré contigo en estos días, y al marchar ya no quedara en mi mas que tu nombre, te veré cada día sin tenerte cerca, y después… siempre te dejare marchar sin miedo, porque volverás a mi muchas más veces de las que ahora imagino.
