Del dicho al hecho


En una fusión inevitable ella y yo hoy somos una y descubro que sus deseos no son mas que lo que hay detrás de esa puerta bajo llave en un rincón de mi alma. Soy yo la que desea el descontrolado mundo que ella cuenta, ser sentir sin censura y no por eso avergonzarme. ¿Que mujer no ha soñado con la libertad de brindarle vida a cada una de sus fantasías? Tengo cuarenta y dos años, me siento viva, y quiero sexo! ¿Como no reconocerlo? Harta de mis manos, de mis juegos, de mis variadas formas de saciarme y sin embargo atrapada en el silencio a medias tras un personaje dibujado con todo aquello que ignoro mio. ¿Con que se mide la moral si no con la voluntad de ser correcto? y ¿donde esta el pecado de saciar el cuerpo como se sacia el alma? No es mas puta aquella que regala su cuerpo por puro deleite que aquella que permanece por el que dirán. o simplemente por una ficticia estabilidad o quizás una tarjeta de crédito sin culpa por que el que la paga es el marido. ¿Cuál es el miedo a liberarse y hacer lo que nos viene en ganas? Si señor, quiero sexo sin tabú, sin recelos, sin medida… vivir cada una de mis quimeras y dejar la culpa en el camino. En definitiva, hacer en vez de tanto imaginar… eso si... del dicho al hecho siempre hay un largo trecho, así que lo mejor será ponerse a caminar.