Al principio, tuve una sensación extraña, por un lado la paz, por otra la soledad me invadía.
Todo formo parte de mí durante un tiempo, me sentía aliviada, y pensé que hacia tiempo que me merecía estar en ese estado, después, cuando tuve conciencia que eso seria una despedida, sentí el olvido como el aire que me envuelve, y vi que el adiós había sido un... para siempre.
Sentí envidia y rabia por quien ocupase ahora el trozo de su corazón que siempre había sido mío, sentí cada día al pensarlo un nudo en el pecho, y la ira se apoderaba de mí diciéndome ¿ qué has hecho? Y no supe contestar al llanto del corazón.
Navegaba detrás de la luz de las estrellas, y esperaba, pero la luna me dijo, no le esperes, ya no vendrá, hay mas estrellas en sus ojos, y ya se olvido de los tuyos.
Y el sentimiento de culpa se adueño de mí, y le escribí mil veces sin mandarle mis letras, mis preguntas, mis anhelos, total ¿para qué? Él vive ya en otro planeta, con otra luz, y se adueño de mi fuerza, mi sentir, mis sueños, y ellos fueron los que cada día al llegar el alba, me hacen saber que hoy tampoco vendrá.
Pongo a disposición de quien lo quiera, un corazón herido, un ramo de sentimientos olvidados, y un te quiero que aun no dije a nadie, y me pesa en el alma como hierro fundido, que me presiona y no me deja respirar.