No hablo de una relación ocasional o comercial, tampoco de virginidad. Hablo de ese instante mágico que se da sexualmente en un pareja y pocas veces o nunca tenemos en cuenta. Hablo de ese primer momento donde cargados de excitación y deseo se produce la íntima, dulce, tierna y mágica entrega al otro. No como propiedad, no como sumisión… una se entrega al otro y el otro a una. Ese pequeño y volcánico instante donde él penetra por primera vez un centímetro de su excitado pene dentro de nuestra sensible y deseosa vagina.
Es apenas un momento, pasajero, imperceptible. El deseo hace que en ocasiones lo pasemos por alto pero deberíamos tenerlo bien presente, disfrutarlo, alargarlo porque es ese y no otro el primer acto de entrega. No importa qué pase después, pero guardemos ese momento en nuestra mente… siempre es maravillosa la entrega. Tal vez es primero en cuerpo y luego en alma o al revés… no se…
Es apenas un momento, pasajero, imperceptible. El deseo hace que en ocasiones lo pasemos por alto pero deberíamos tenerlo bien presente, disfrutarlo, alargarlo porque es ese y no otro el primer acto de entrega. No importa qué pase después, pero guardemos ese momento en nuestra mente… siempre es maravillosa la entrega. Tal vez es primero en cuerpo y luego en alma o al revés… no se…