Cerré los ojos.
Lejos del temor me entregué a tus manos…
el tiempo compartido, la complicidad me permitían liberarme.
Confiar.
Estar atenta a emociones recién llegadas, decidida,
entregándome por completo a sensaciones nuevas.
Tu experto cuerpo me arrastraba
al borde de la locura
ese nivel de excitación era cielo, planeta ignorado.
Me colmaste de estremecimiento y placer
jurando que arribaría al limbo.
Casi no podía moverme, me cubrías íntegra
Me entregué como amante resignada
Sentía y dudaba, algo hizo ruido en mi cabeza
fugazmente… ¿amor o sexo? ¿posesión?
El recuerdo de tu boca ansiosa
Tus manos sabias
Tu lengua caprichosa no me abandona
provocando sobre mi cuerpo y mente un hormigueo
…casi permanente.
Las lágrimas que evocan tu larga ausencia no lo pueden borrar.
Sé que tu obsesión y ambiciosa sexualidad
te llevan por otros cuerpos
jugando con la perfección de la imagen.
Poseyendo con habilidad, adueñándote.
También sé que no me recordarás
y si se te ocurre llamarme
serán palabras huecas, sin sentido.
La lograda posesión de todo mi ser… era el objetivo.
Me llené de vos, de aliento y de sabores
logré el éxtasis prometido...
Hoy la lucha es entre el recuerdo de lo sublime
… y mi propia soledad. Terca, que no aprende a cerrar puertas
para abrir nuevas, no desea aprender… Necia, ni culpa siente por ello.
Tan cómoda y caprichosa…
Tal vez un día pueda olvidarte y otras manos
otro tierno, menos insensible y no tan prepotente cuerpo
ayuden a la despedida.
Cambiaré mis lágrimas por palabras de amor
… al menos de contención.
Pero hoy, en medio de lo que todavía siento
me enredo en la madeja de labios, lenguas y dedos expertos
que ansiaban liberarme del inexplorado placer del sexo anal.
Contradicción y sensaciones, extrañas sensaciones
Tu acostumbrado y delicioso sexo penetrando mis cuidados rincones
Invadiéndome toda.
Mirá al espejo, dijiste, quiero guardar tu imagen en mi memoria.
Con las manos en mis pechos o tirando suavemente del cabello
Tu boca… en complicidad con mi oído susurrando
dulces, atrevidas, soeces e incendiarias palabras
que despertaban desconocido e innominado goce.
Estallamos juntos, casi una celebración… un logro
Me besaste suave y eterno.
Tu último gesto.
No puedo sentirme dueña de mí… te lo llevaste todo
Acá sigo… deseando e intentando que el recuerdo de tanta pasión
y sincera entrega a tan ardiente ser no me arrastre
…a la demencia.