Cibersexo: Ratones en internet


Millones de personas resuelven sus necesidades sexuales a través de la Web. Y hay quienes creen que allí se redefine la sexualidad humana.

Leyendo por ahí —manía que tengo de leer Todo— me topé con un artículo de Gladys Stagno, “Cibersexo: Ratones en Internet”, especialmente con este párrafo que se acerca mucho a mi modo de pensar... Ayudó a profundizar las dudas sobre la necesidad de placer sexual a través de la red. Siempre pensé que es temor a la realidad, facilidad, comodidad. En el cibersexo no necesitás ducharte, sacar el auto, pagar una cena o un café… es más no necesitás escucharla/o!. En ocasiones dos personas sostienen relaciones ciber sin mirarse, sin camaritas ¿saben con quien tienen sexo?... ¿Con una foto que tal vez no sea de quien está del otro lado?...
¿Es bueno que así sea? ¿No genera vacío? ¿y la comunicación? ¿las miradas? ¿los roces? ¿los olores? ¿los gemidos?... ¿Dónde queda ese maravilloso cúmulo de sensaciones que vivimos cuando deseamos al otro y lo tenemos a centímetros de nuestro ser?... Por otra parte, puedo entender el sexo virtual de parejas que se encuentran a kilómetros de distancia, pero que se conocen, se saben, se huelen y esa “relación sexual” ciber es apenas un atajo para saciar la sed… hasta volverse a encontrar… Pero...

“…Si algo describe al cibersexo es que es un sinfín de contradicciones. Es sexo pero sin serlo; es búsqueda de conversación de gente que no quiere conversar; es masturbación en compañía; es verse, pero a distancia; es orgasmo sin contacto. Es una forma de contacto segura pero falaz, donde todo vale y todo puede ser mentira. Es una opción sexual para quienes no se sienten bien con su cuerpo o le tienen pavor al compromiso, un espacio sin piropos, ritos de exploración ni los juegos eróticos, en el que se va rápido "a los bifes". Es, al cabo, la mejor expresión de la mayor paradoja imaginable: es realidad virtual, ser y no ser a la vez.”