SE ME OLVIDARON LOS ACENTOS
Nos hablábamos tanto que a veces pensaba que se nos acabarían las palabras y solo de abrazos y miradas se compondría nuestro menú diario, pero no sucedió así, y las palabras solamente se agotaron cuando dejaste de quererme.
Enmudeció el mundo, y se seco el río de las palabras, ya hasta se me olvidaron los acentos, y la forma de decirme palabras sencillas que lo envolvían todo, dejaron mi garganta seca al no poder contestarte.
Él, era mi señor, el que dormía en mis sueños y en mi lecho, el que se llevaba mi oscuridad y a la vez mi alba, queriendo hacer un nido insonoro y cálido con sus brazos, y hacia volar el sentimiento hasta lo mas profundo de mi ser.
Era mi despertar alegre, y la libertad su nombre, era toda la sal y todo el azúcar, toda mi vida, ahora que le devolví la libertad rezo por él, y cada noche dejo un beso en mi almohada, por si sus sueños le acercan a mí, y aun quiere percibir mi amor.