Su colega Amado Bechara, desde su consultorio, señala contundente: "El estrés trastorna el deseo". Y apunta sus cifras: "Entre el 30 y el 40% de la población mundial padece fracaso de la respuesta sexual". En general, este fracaso se vincula en el varón con eyaculación precoz o disfunción eréctil (impotencia); en la mujer, en cambio, se manifiesta en trastornos en el deseo o la excitación, dolor en la penetración o anorgasmia (ausencia o insuficiencia de orgasmo sexual).
Las cifras del último año revelan un incremento del 30% de las consultas por disfunciones sexuales en centros privados; en hospitales públicos los pacientes que se acercan por esta problemática superaron en un 15% los de 2008.
En los consultorios, los pacientes prefieren el anonimato. Desconfían de las cámaras. Las quieren lejos y, cuando las ven pasar, agachan la cabeza, miran al piso y parecen seguir dándole vueltas a lo suyo.
En la calle, en cambio, la gente sí arriesga una respuesta respecto de la crisis del deseo. En general hablan de una rutina que no favorece el placer, no invita a la intimidad. "Llego a casa y lo que quiero es descansar", se sincera, en plena calle Florida, un joven de poco más de 30 años. Cuenta que reserva las fuerzas que le quedan luego de su día de trabajo para jugar un rato con su hijo de un año y de ahí a la cama a dormir.
Soluciones . Los sexólogos explican que para los problemas de disfunción sexual hay diferentes tratamientos: medicamentosos (entre los que se encuentran el viagra y el recientemente desarrollado ¿viagra femenino? ), psicoterapéuticos o de aprendizaje, sobre todo cuando se trata de eyaculación precoz. "Del consultorio se van con tarea para el hogar", comenta Gindin, y promete que "haciendo los deberes" en tres meses se puede curar la eyaculación precoz.
Informe periodístico de Verónica Dema y Sebastián Ríos